9 jul 2010

Trapped




Estaba harta de estar en esa casa, así que cogió su mochila y salió sin despedirse y dando un portazo. No sabía exactamente a donde ir, ya que no era su cuidad de residencia habitual y no la conocía bien. De modo que decidió improvisar y caminar sin un rumbo fijo.
El aire fresco le sentó bien, y sofocó un poco su mal humor, por lo que decidió levantar la cabeza y contemplar un poco lo que la rodeaba. Nunca dejaba de sorprenderle lo gris y sombría que resultaba esa ciudad. Los edificios eran viejos, aburridos y todos iguales.
La gente, por lo general, lucía caras antipáticas y de superioridad (o al menos eso le parecía a ella). Las horas allí pasaban lentas. Casi daba la sensación de que retrocedían. Y por supuesto, no había que olvidar el mal tiempo constante.
Todo esto en conjunto hacía que la cuidad emanara una atmósfera pesada, cargante y odiosa que la sumía en un estado de ánimo de lo mas indeseable. Se sentía como atrapada en una enorme urna con los cristales tintados, en la cual no corría el aire ni entraba la luz del sol, lo que le producía una sensación de lo mas desagradable.
Iba ensimismada en sus pensamientos cuando se sorprendió contemplando el mar desde el paseo marítimo. Por mucho que lo intentó, no logró acordarse de cómo había llegado hasta allí. Tras echar un vistazo alrededor, decidió sentarse en uno de los bancos del paseo. Abrió la mochila en busca del libro que estaba leyendo. Le apetecía evadirse un poco, así que lo abrió y comenzó a leer por donde lo había dejado. Pero tras unas cuantas páginas se topó con algo que le impidió seguir. Era una de las dedicatorias que sus amigos escribieron entre las páginas el día que le regalaron el libro por su cumpleaños…los echaba tanto de menos…
Este hecho provocó que el mal humor regresara. Ni siquiera podía disfrutar de uno de sus pasatiempos favoritos sin recordar que estaba atrapada en esa asquerosa cuidad a cientos de kilómetros de casa.
Pero eso iba a acabarse. Tenía que volver como fuera. Había llegado el momento de escapar de aquella jaula. Y eso era lo que iba a hacer…